Cada vez hay más autoridades locales, comités de ciudadanos e investigadores independientes que exigen un modelo de producción agrícola que respete más el medio ambiente, la salud de los ciudadanos, la belleza de los paisajes y su significado cultural y social. Es precisamente en estas zonas donde se están registrando las primeras victorias contra el negocio de los monocultivos intensivos, lo que obliga a frenar su avance e incluso a dar marcha atrás cuando se enfrenta a una oposición firme de las comunidades locales. Noccioland, el reportaje editado por Manlio Masucci y publicado en el boletín de julio de la revista Terra Nuova, analiza el fenómeno de la expansión de los monocultivos intensivos de avellanas en Italia, impulsados por las multinacionales del sector de la confitería. El reportaje también documenta cómo las buenas prácticas agroecológicas ofrecen una alternativa sostenible ambiental y económicamente válida. Hay varios alcaldes que, bajo la presión de los comités municipales locales, han dictado órdenes restrictivas contra los monocultivos y los tratamientos químicos que los acompañan. Entre ellas, la ordenanza de Montefiascone, un pueblo a orillas del Lago Bolsena, es un modelo para todos los alcaldes que quieren que sus municipios empiecen a cambiar hacia una liberación gradual de un modelo de producción que es perjudicial para el medio ambiente, la salud de la población, la economía local y el tejido social.
La investigación comienza en la región de Tuscia, en la provincia de Viterbo, donde se cultiva el 30% de las avellanas italianas. Según el reportaje, «es precisamente la región de Tuscia la que representa la primera línea de un conflicto que parece listo para extenderse a otras zonas del país. En Tuscia, donde los problemas relacionados con este cultivo intensivo son más evidentes, se ha convertido en un laboratorio donde es posible evaluar tanto la magnitud del conflicto como la resistencia contextual de modelos alternativos. Estas resistencias se basan en la agricultura orgánica y en la participación de todos los actores locales dentro de circuitos económicos virtuosos. Este es, por ejemplo, el objetivo del Biodistrito de Via Amerina y Forre, que, durante casi diez años, ha tratado de impulsar el caso de una agricultura ambientalmente responsable».
La expansión continua de los campos de avellanas viene de la mano de multinacionales como Ferrero, que ofrece atractivas ofertas a los productores. Sin embargo, el modelo de monocultivo no es el único que opera en el territorio. El reportaje investiga y explica los argumentos de los agricultores ecológicos que utilizan la biodiversidad local y ningún pesticida para luchar contra la amenaza más peligrosa para las avellanas: el chinche apestoso y parasitario. De hecho, los márgenes de beneficio de estos agricultores orgánicos son relevantes debido a la creciente demanda del mercado orgánico. Por consiguiente, la sostenibilidad económica está al alcance de los productores y fabricantes de productos orgánicos que tienen la intención de invertir en nuevos proyectos de agregación basados en la mejora de las cadenas de suministro locales, los circuitos comerciales cerrados y la economía circular.
Tras examinar los problemas relacionados con los monocultivos intensivos, como el caso del agua potable en los municipios que rodean el Lago de Vico, el estudio examina las contribuciones de varios expertos de la Universidad de Tuscia, la ISDE (Sociedad Internacional de Médicos para el Medio Ambiente), así como de abogados especializados en el medio ambiente, que explican detalladamente las medidas que podrían adoptarse a nivel local y nacional para proteger los territorios del avance de los monocultivos.
Este es un manual importante en un momento en que los monocultivos parecen avanzar rápidamente en el país, ya que cruzan las fronteras del Lacio para llegar a Umbría, Las Marcas y la Toscana. Gracias a los buenos resultados obtenidos por los comités territoriales de la Toscana, los representantes locales de otras zonas geográficas se han estructurado en una red nacional con el fin de organizar una resistencia contra el avance de los monocultivos de avellanas. Las demandas que provienen de los territorios son para un modelo de producción ecosostenible que tenga en cuenta las necesidades de los suelos, los acuíferos, los paisajes y la salud de los ciudadanos, y que no se centre sólo en la extracción de la materia prima y la rentabilidad para las empresas.
También es importante la cuestión de los subsidios agrícolas, en particular a nivel europeo, que siguen en gran parte beneficiando a la agricultura convencional, con lo que hacen que parezca artificialmente sostenible. Los costos reales, ya sean sociales, ambientales o relacionados con la salud, se externalizan de hecho y la percepción de la viabilidad económica se obtiene mediante la manipulación del mercado. Como se señala en el reportaje, el modelo convencional no sólo perjudica directamente la producción orgánica, sino que «… sin tener en cuenta los daños económicos para la comunidad […], esos tratamientos químicos tienen altos costos tanto en la compra del producto químico como en los gastos de mano de obra necesarios para su aplicación». Además, hay un aumento de los costos de irrigación, considerando que la tierra tratada químicamente requiere de mucha más agua que la tierra orgánica intacta, que ha conservado su capacidad de retener el agua».
El reportaje se introduce mediante una carta abierta del director de Terra Nuova, Nicholas Bawtree, al presidente de Ferrero, Giovanni Ferrero, pidiéndole que la empresa Nutella empiece a facilitar la transición a un modelo de producción verdaderamente sostenible.
Translation: Carla Ramos, Navdanya International Team